La policía, la justicia, todos los organismos de inteligencia cuentan con abundante personal y presupuesto. Todos ellos saben quiénes son los delincuentes. Los conocen a todos, o casi. Saben dónde están y qué están haciendo. O deberían saberlo. Mi principal argumento para sostener esto que digo es que cuando finalmente detienen a algún asesino o ladrón (generalmente bajo presión de los medios de prensa y de la ciudadanía) resulta que tenía antecedentes, o estaba condenado pero en libertad, etcétera. O sea que ni siquiera son tantos. Son los mismos que se repiten.
Y ahí se presenta el problema. Porque si no saben quiénes son y qué hacen, todos esos que deben defender al pueblo están haciendo mal su trabajo. Y si saben pero no les impiden seguir con sus actividades, son cómplices.
No se me ocurren más opciones.
Y ahí se presenta el problema. Porque si no saben quiénes son y qué hacen, todos esos que deben defender al pueblo están haciendo mal su trabajo. Y si saben pero no les impiden seguir con sus actividades, son cómplices.
No se me ocurren más opciones.
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